El sol cada vez se acuesta antes, los días se van acortando, empieza a refrescar de verdad y las calles se llenan de hojas de colores. El otoño ha hecho su aparición y nos encanta recuperar sus reconfortantes rutinas, pero también se puede hacer un poco cuesta arriba, sobre todo a la hora de planificar las comidas. Si necesitas motivación, apúntate a nuestro reto de preparar recetas internacionales en casa. ¡Y todas con el mismo pescado!
Todavía con el recuerdo de las vacaciones de verano muy presentes, el cambio de estación nos hace entrar de lleno en esa vuelta al cole con la que no podemos negar más que hay que recuperar rutinas saludables. No es fácil cambiar el chip, y la llamada astenia otoñal tampoco ayuda, pues la bajada de temperaturas, el cambio horario o la falta de luz pueden dejarnos faltos de ánimo y energías. Por eso es más importante que nunca retomar los buenos hábitos de la cocina casera para llevar una dieta equilibrada y saludable que nos aporte los nutrientes que el organismo necesita.
Huye de la rutina en la cocina gracias a la versatilidad del pescado
Y para lograrlo, nada mejor que plantearnos un reto que nos motive a volver a encender los fogones. Para ello, te proponemos emprender un sabroso viaje alrededor del mundo a través de recetas internacionales muy sencillas de preparar. Llena tu cocina de los sabores de otras gastronomías gracias a un alimento tan versátil como el fogonero noruego, que se adapta fácilmente a todo tipo de preparaciones, técnicas y acompañamientos.
El pescado blanco es un alimento esencial para la población de todo el mundo, bajo en calorías pero rico en nutrientes esenciales como proteínas de alta calidad, vitaminas y minerales. El fogonero noruego, como pescado salvaje que habita libremente en las frías aguas del Mar de Noruega, procede de la pesca sostenible y justo está en plena temporada en nuestros mercados desde el final del verano, a un precio muy asequible. Es el momento ideal para sacarle partido en la cocina y descubrir todas las posibilidades que nos ofrece para sacarle partido, no solo en nuestras recetas de toda la vida.
Con una textura firme pero suave, y su intenso sabor característico, el fogonero es un pescado ideal para jugar un poco en la cocina y atrevernos a probar recetas internacionales y exóticas. Comer pescado no tiene por qué ser aburrido o complicado; compruébalo con estas sencillas preparaciones.
Las recetas más frescas y sencillas
Empezamos nuestro viaje dirigiéndonos a uno de los destinos y gastronomías más de moda, la saludable cocina japonesa. El sushi es su plato estrella y preparándolo en casa convierte la cena en una fiesta, siempre divertida de preparar y de comer, poniéndonos a prueba con los palillos. El fogonero noruego es un pescado perfecto para rellenar nuestros nigiris (las “croquetas” de arroz) nuestros makis (los rollitos) o temakis (conos), que podemos completar con los ingredientes que nos apetezcan.
Si queremos simplificar aún más sin tener que encender ni un fuego, podemos apostar por el sashimi, sin arroz, cortando el fogonero en láminas finas para acompañarlo de salsa de soja, wasabi o jengibre, ingredientes con los que casa la mar de bien.
También sin cocinar podemos cambiar de continente para desembarcar en América, concretamente en Perú. Aquí triunfan los ceviches y tiraditos, siendo este último precisamente una especie de fusión con el sashimi nipón. Son grandes opciones para quienes tengan todavía reparos con el pescado crudo, ya que la mezcla de aderezos “cocinará” el fogonero, ofreciendo una textura aún más suave.
No podemos olvidar otro de los platos de moda, el poké bowl hawaiano, que admite mil y una combinaciones. Solo tienes que cortar el fogonero en tacos de un bocado, preparar una base de arroz o quinoa, y añadir al cuenco lo que te apetezca: aguacate, mango, algas, cebolla, pepino, zanahoria, etc.
Guisos y sopas que alimentan el alma
No hay nada más reconfortante que un buen plato de cuchara, y el otoño es el momento perfecto para reencontrarse con ellos. Los guisos marineros son además muy prácticos porque podemos prepararlos con antelación, llevarlos en táper al trabajo o congelarlos, y hay un mundo de sabores donde elegir.
La intensidad del fogonero noruego llenará cualquier guiso o sopa de un sabor irresistible, al tiempo que mantiene su textura. Podemos emplearlo para cocinar una bullabesa provenzal, enriquecida con mariscos al gusto y ese toque de hinojo y azafrán, o podemos optar por su prima la bourride, servida con alioli.
Si nos apetecen sabores más exóticos, solo tenemos que elaborar un curry marinero, del que hay mil versiones desde África hasta la India. A una base de sofrito de verduras, con mantequilla de cacahuetes en el caso africano, se añade el fogonero cortado en trozos grandes y previamente marcado a la plancha o frito. Se cocina todo junto con caldo y leche de coco, y se sirve con arroz o pan plano tipo naan.
Recetas ideales para niños (y toda la familia)
Para niños y mayores, pues si recetas tan sencillas como el fish and chips británico siguen triunfando, es porque gusta a todo el mundo. El fogonero es un pescado ideal para esta preparación, pues se presta muy bien a enharinarlo para freírlo y lograr potenciar aún más su textura crujiente. Con esa misma preparación puedes hacer una noche mexicana en casa, sirviendo el fogonero en forma de tacos con tortillas de trigo, aguacate, tomate y cebolleta picada.
También en esa línea de finger food o para comer con las manos encontramos los pasteles de pescado thai, que son una especie de tortitas en las que se mezcla el pescado troceado con ajo, jengibre, cilantro, cebolla, guindilla, lima y huevo, todo bien picado. Se forman pequeños discos, se fríen y se acompañan de hojas verdes o salsa al gusto.
Volviendo a Europa no podemos olvidarnos de la cocina Italiana. También allí adoran el pescado y el fogonero puede ser el ingrediente estrella de un cremoso risotto con sabor al Mar del Norte, o de un plato de pasta más mediterráneo, con salsa de tomate y aceitunas.
En salsas para mojar pan
La carne fresca y magra del fogonero noruego también es muy agradecida si la servimos con una buena salsa de las de rebañar el plato. Puedes quedar como un chef francés cocinando el pescado en filetes a la Meunière, rebozándolo ligeramente y preparándolo en la sartén con mantequilla derretida, zumo de limón, perejil y alcaparras. La salsa rouille también es exquisita, más espesa, elaborada con pan, azafrán, ajo, cayena, yema de huevo y aceite de oliva.
Si te apasiona la mayonesa prueba dos variantes que le irán que ni pintado al fogonero noruego, la tártara y la holandesa. La primera lleva además mostaza, huevo cocido, alcaparras, pepinillos, cebolla y cebollino, mientras que la segunda, con su intenso color amarillo, se elabora con mantequilla clarificada y yemas de huevo. Tienen la ventaja de que se pueden servir frías o calientes, y realzan los sabores de un pescado blanco salvaje tan característico como el fogonero.
Fogonero ahumado, un sinfín de posibilidades
Puedes ahumar en casa un buen lomo o filetes de fogonero noruego fácilmente, simplemente con sal gruesa ahumada, azúcar y, opcionalmente, eneldo fresco. El pescado, descongelado y bien limpio, se cubre con la mezcla de la curación y se deja unas 24 horas en la nevera. Después, lavado y seco, solo hay que cortarlo en láminas finas y usarlo como más te apetezca.
Te puedes inspirar por la misma cocina nórdica, volviendo a las raíces del fogonero en la tradición del Mar del Norte, sirviéndolo en tostas de pan negro con encurtidos, como relleno de sándwiches, wraps de pan polar, en ensaladas, o coronando patatas rellenas, tortillas y huevos revueltos.
Fotos | Pixabay – iStock.com/donstock – Elena_Danileiko – martinturzak – jmattisson – NataBene – Ekaterina Oleshko