La dieta mediterránea es mucho más que un patrón alimentario: es todo un estilo de vida saludable, una cultura ligada a la propia tierra y sus productos frescos. Es una alimentación equilibrada y muy variada, con múltiples beneficios para la salud avalados por la ciencia que le han valido el reconocimiento en todo el mundo.
Sus bondades vuelven a salir a relucir especialmente en tiempos difíciles como los que estamos viviendo, cuando recuperar hábitos saludables que nos hagan sentir bien es más importante que nunca. Porque además, si algo tiene la dieta mediterránea, es su capacidad de adaptación y de ofrecernos recursos para disfrutar de platos sanos y sencillos pero llenos de sabor, en los que los productos vegetales y marineros son los grandes protagonistas.
Dieta mediterránea y dieta nórdica, unidas por un mismo espíritu
Desde tiempos antiguos, la dieta mediterránea ha sabido evolucionar y adaptarse a los nuevos tiempos, pues no está solo limitada a los productos estrictamente ligados al ámbito del mar Mediterráneo. Algunos de sus alimentos más tradicionales, como el tomate y el pimiento, llegaron por ejemplo desde América, y también son muchos los pescados atlánticos que llenan las lonjas.
Precisamente por ser más bien un conjunto de hábitos saludables, la dieta mediterránea tiene su reflejo en otras tradiciones aparentemente lejanas, pero con muchos elementos en común, como es la dieta atlántica en general y la nórdica en particular. Los países del norte del Europa como Noruega, con su clima frío y hostil, también han demostrado hacer gala de una alimentación sana y equilibrada, sacando el máximo partido de unos productos locales en los que pescados y mariscos brillan con luz propia.
Ambas destacan por el alto consumo de productos vegetales y por la presencia de grasas saludables omega 3 y omega 6, presentes sobre todo en el aceite de oliva y de semillas y el pescado, con un consumo moderado de carne, especialmente roja. Son, por tanto, dietas cardiosaludables, que nos recuerdan la importancia de consumir diariamente una buena variedad de verduras y pescados que nos garanticen todos los nutrientes esenciales para el organismo.
Y todo sin renunciar al mejor sabor, pues tanto la dieta mediterránea como la nórdica hacen gala de una riqueza envidiable de productos asentados en el mar y la huerta, con el placer de degustar alimentos naturales mínimamente procesados. Antes de que se pusieran de moda dietas como la flexitariana, la mediterránea y la nórdica ya sabían disfrutar de menús equilibrados en los que las proteínas marinas han sido siempre un pilar fundamental.
El pescado como fuente de salud (y sabor)
Como bien nos indicaba el chef Hung Fai, los ritmos de vida actuales nos pueden hacer cambiar de hábitos casi sin darnos cuenta, descuidando nuestra alimentación. Con el verano a la vuelta de la esquina, queremos evitar subir de peso pero también es importante asegurar la adecuada ingesta de nutrientes, para mantenernos fuertes física y mentalmente.
Organizaciones como la OMS recomiendan el consumo de 3-4 raciones de pescado a la semana, variando entre blancos y azules. ¿El motivo? Es toda una joya nutricional: fuente de proteínas de alta calidad, grasas saludables y también de vitaminas y minerales. Destaca por nutrientes tan importantes en estas fechas como el calcio o la vitamina D, a la que tenemos menor acceso cuando se reduce la exposición solar.
Es algo que saben muy bien en Noruega, donde el clima tan frío y hostil lo pone difícil para tomar el sol casi todo el año. Las temperaturas heladas y la propia naturaleza agreste han motivado a los noruegos a sacar lo mejor de su tierra, combinando hoy las modernas técnicas de acuicultura y pesca con una larga tradición y experiencia en obtener pescados y mariscos de la mejor calidad y con todas las garantías de seguridad alimentaria.
Para los noruegos, tan importante es disfrutar del mejor pescado como cuidar la sostenibilidad del mar, por eso tanto el modelo de pesca responsable como el sistema de acuicultura noruega es reconocido en todo el mundo. Optimizar los recursos marinos es crucial para responder a la demanda mundial de alimentos saludables, especialmente de proteínas de calidad.
El pescado del Mar de Noruega, con el salmón a la cabeza, se convierte así en un valioso alimento que se adapta a todas las necesidades y tendencias gastronómicas.
Recetas muy mediterráneas con pescado noruego
Desde los pescados azules como el salmón, la caballa o la trucha, ricos en ácidos omega 3, hasta especies blancas como el fogonero o el bacalao, sin olvidar los sabrosos mariscos, la gran riqueza del pescado noruego encaja a la perfección en nuestra cocina mediterránea.
Embárcate en un sabroso viaje por los fiordos descubriendo la versatilidad de los pescados del Mar de Noruega a través de recetas tan nuestras como las que te proponemos a continuación.
Sopa (o crema) de pescado y marisco
Pocos platos hay tan hogareños y a la vez tan festivos como una buena sopa de pescado, reconfortante y llena de sabor. Su origen curiosamente está en la cocina de aprovechamiento, pero con productos de primera calidad y la máxima frescura se convierte en un plato de verdadero lujo.
Además, es una receta de la que no hay dos versiones iguales y puedes adaptar a tu gusto. Para conseguir el mejor sabor, combina varios tipos de pescado, por ejemplo bacalao, fogonero o rape, y añade algunos mariscos como gambas de agua fría o carne de cangrejo. Prepara un caldo o fumet con las cabezas y espinas y enriquece la sopa con un puñado de fideos, arroz o patata, dejando que espese el caldo.
Puedes darle más aroma con azafrán, pimentón, hinojo o hierbas frescas, y será aún más sabroso si incorporas un poco de vino blanco, brandy, Jerez o sidra. Para convertirla en crema solo tienes que triturar todo muy bien, colarlo con un chino y ajustar la textura con un poco de nata líquida.
Esqueixada de bacalao
Esta receta tradicional de la cocina catalana tiene un carácter puramente mediterráneo, pero curiosamente se prepara con pescado atlántico. Sencillísima de preparar, saludable y llena de sabor, la esqueixada es una especie de ensalada que combina hortalizas con pescado, siendo por tanto un plato ideal para la primavera y el verano.
La receta se hace con bacalao seco, desalado y desmigado, y el bacalao de Noruega, cuya elaboración cuenta con siglos de tradición, es perfecto para esta tarea. En el origen, los procesos de conservación que se llevan a cabo permiten al pescado conservar al máximo sus excelentes cualidades, pudiendo disfrutarlo buena parte del año con el mejor sabor.
Para este plato solo tienes que combinar el bacalao desalado con tomates troceados, cebolla picada y aceitunas negras, aliñarlo todo con buen aceite de oliva virgen extra, y dejar que los sabores se asienten un poco reservándolo en frío en la nevera. Y no te olvides del pan para mojar…
Gazpachuelo
Menos conocido que el gazpacho andaluz de tomate, pero muchísimo más nutritivo, es el gazpachuelo malagueño. En este caso tenemos una sopa blanca en la que el gran protagonista es el pescado blanco, que puedes preparar con por ejemplo con fogonero noruego, de carne firme, muy jugoso y lleno de sabor, y gambas.
Este fresco y saludable plato se elabora cociendo en caldo de pescado unas patatas peladas, a las que se añaden las gambas o langostinos y el pescado troceado y limpio. Cuando está en su punto, se retira para que el caldo se temple, y se elabora una mayonesa que después se diluye en la sopa, dándole un sabor espectacular. Finalmente se devuelve el pescado y el marisco al conjunto, y se corona con perejil fresco.
Marmitako de salmón
El marmitako tradicional es un plato humilde que los pescadores vascos preparaban una marmita con patatas, hortalizas y el pescado que tuvieran a mano para alimentarse durante la faena en alta mar. Hoy, esta receta se actualiza a las nuevas tendencias y cada vez gana más adeptos la versión con salmón, y así no tenemos que depender de la temporada de bonito, pues el salmón noruego está disponible todo el año.
Este guiso se prepara comenzando con un sofrito de tomate, pimiento, cebolla y ajo, al que se añade pimentón y unas patatas peladas y chascadas. Las hortalizas se cuecen lentamente con caldo y, al final de la cocción, se añade el pescado cortado en piezas del mismo tamaño, dejando que el conjunto se cocine unos pocos minutos más.
Escabeches
Esta técnica ancestral era una de las pocas formas que antiguamente se tenían para conservar los alimentos, y hoy se mantiene además como exquisito método de cocina que saca todo el sabor de los mejores pescados. Sin duda, los pescados azules del Mar de Noruega son ideales para preparar escabeches, pues además enlazan con la tradición nórdica de los encurtidos.
Puedes aprovechar la temporada de la saludable caballa para hacer un escabeche muy sencillo con cebolla y laurel. Primero, fríe los lomos de pescado limpio, ligeramente enharinados, y después confita cebolla cortada en tiras con unos ajos picados, laurel y pimentón. Cuando esté todo tierno, cubre con vino blanco y vinagre, deja reducir y usa esta mezcla para cubrir la caballa.
También quedaría estupendo con arenques, incluso con bacalao noruego, un pescado todoterreno que se presta a cualquier preparación. Puedes enriquecer tus escabeches con otras hortalizas, como zanahoria o hinojo, y añadir hierbas y especias como romero, azafrán, cayena o enebro.
Papillote con verduras
Tanto la cocina mediterránea como la nórdica destacan por utilizar técnicas de cocción muy sencillas que destacan las virtudes de sus productos frescos. La plancha, el guisado y la cocción al vapor son algunas de las favoritas de ambas culturas, perfectas para sacar todo el partido a cualquier pescado.
El papillote consiste en cocinar dentro de pequeños paquetes cerrados los alimentos, de tal modo que se cuecen en sus propios jugos, conservando el máximo de nutrientes y también de sabor. Además, es una técnica muy cómoda y práctica: no mancha nada y se puede utilizar en el horno, en una sartén con tapa, en el microondas o en un cesto de vapor.
Todos los pescados del Mar de Noruega, tanto los azules como los blancos, son perfectos para cocinar con este método, y realmente no necesitas seguir ninguna receta. Utiliza tus verduras de temporada favoritas como acompañamiento y tendrás un plato completo que se cocina casi solo. Si prefieres que las hortalizas estén más tiernas, cocínalas unos minutos antes de combinarlas con el pescado.
Lo más sencillo es colocar una cama de verduras (zanahoria, cebolla, pimiento, tomate, calabacín…) cortadas en bastones finos, rodajas o tiras, sobre las que colocar el pescado ya limpio, en filetes, lomos o tacos. Añade algunas hortalizas más por encima, un ligero aliño o hierbas frescas y cierra bien el paquete. Hornea a 180ºC unos 15-20 minutos, según el pescado y el tamaño de las piezas.
Anímate a viajar sin salir de casa a través de las ventajas que nos ofrece el mejor pescado noruego para comer bien con recetas sencillas, saludables y, sobre todo, de lo más sabrosas.
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