Si hay un pescado que goza del favor de los consumidores es el salmón noruego. De hecho, en España es nuestro pescado favorito, por delante de la merluza y del atún. Nos gusta porque es saludable, está rico y es muy fácil de preparar. Su versatilidad permite que pueda protagonizar tanto platos fríos como calientes y, por eso, es una apuesta segura en cualquier receta en la que se incluya. También combina con muchos sabores y especias, y eso lo ha convertido en el ingrediente estrella de los mejores chefs de sushi.
La calidad, el intenso color y el sabor fresco del salmón noruego han convertido a Noruega en el mayor exportador de salmón del Atlántico del mundo, pues la costa noruega brinda las condiciones ideales para que este pescado pueda vivir en su entorno natural.
El salmón noruego se cría en aguas frías, puras y cristalinas, que propician que adquiera una grasa veteada, un intenso color naranja y una textura firme, todo un placer para el paladar. Además, sus propiedades nutricionales —el salmón noruego es especialmente rico en proteína, vitamina A, D y B12, antioxidantes y ácidos grasos Omega 3— son un valor añadido que vale la pena tener en cuenta.
Con todo esto en mente, hemos preparado un salmón noruego con un glaseado a base de miel, jengibre, soja y un toque de mostaza, y lo acompañamos de una guarnición de quinoa con tomate cherry y vinagreta suave de albahaca. Un menú fácil y sencillo de preparar pero con un resultado sabroso que agradará tanto a grandes como a pequeños.
Receta de salmón glaseado al horno con mostaza y jengibre
Ingredientes para el salmón glaseado
- 2 lomos de salmón noruego
- ½ taza de miel
- 1/3 de taza de salsa de soja
- 2 ajos picados
- 1 cucharadita de jengibre fresco rallado
- 1 cucharada de mostaza
- Sal
Ingredientes para la ensalada de quinoa:
- 200 g de quinoa
- 400 g de agua
- 100 g de tomates cherry
Ingredientes para la vinagreta de albahaca:
- 3 cucharadas de vinagre balsámico
- 2 diente de ajo
- 1/3 de taza de hoja de albahaca
- 1/2 taza de aceite de oliva virgen extra
- Sal
- Pimienta
Preparación:
Empezamos quitando la piel al salmón con un cuchillo muy afilado. Debemos ir con cuidado para no romper los filetes de pescado.
Para hacer el glaseado, batimos el resto de ingredientes de la receta hasta que estén bien emulsionados.
Colocamos el salmón noruego en una bolsa de congelación con cierre hermético y vertemos dentro el glaseado. Cerramos y guardamos en la nevera media hora para que maride y absorba bien todos los sabores.
Calentamos el horno a 180ºC. Pasada la media hora, ponemos el salmón en una fuente refractaria con casi todo el glaseado (reservamos un poco) y horneamos durante 15-20 minutos, a mitad de la cocción damos la vuelta al pescado para que se haga bien por los dos lados.
El glaseado que hemos reservado lo ponemos al fuego y lo dejamos reducir, removiendo con una cuchara para que no se queme, hasta que adquiera un tono oscuro similar al del caramelo.
Sacamos el salmón noruego del horno, lo disponemos en una bandeja y pintamos la superficie de los lomos con el glaseado reducido, que habrá quedado de un color oscuro.
Mientras se hace el salmón preparamos la ensalada. Lavamos la quinoa y la hervimos durante diez minutos. Lavamos los tomates cherry y los dejamos escurrir. Los mezclamos en un bol.
Para preparar la vinagreta, ponemos en una licuadora el vinagre, el ajo, la albahaca, la mitad del aceite, la sal y la pimienta al gusto. Licuamos hasta que las hojas de albahaca hayan quedado bien integradas. Añadimos el aceite restante y licuamos a velocidad muy baja y muy poco tiempo, lo justo para emulsionar la vinagreta.
Para presentar el plato, colocamos el salmón noruego en una bandeja con el glaseado y servimos en dos boles la ensalada de quinoa y tomate cherry por un lado, y la vinagreta de albahaca por otro. De este modo, cada comensal se puede servir la cantidad que desee en su plato.
